dissabte, 7 de setembre del 2013

DOLTRA, Marta: “Racionalisme i sentiment” Sinopsis de Sílvia Gil Cordero

LA FILOSOFIA COM A FORMA DE VIDA


DOLTRA, Marta: “Racionalisme i sentiment”
 

Sinopsis de Sílvia Gil Cordero




El filósofo ilustrado, Kant (siglo XVIII), opondrá el mundo superior al mundo inferior; no hará derivar el uno del otro, o dirá por ejemplo, que el mundo superior dónde anida la ley moral, el bien universal, el espíritu y la libertad, se haya derivado del mundo inferior dónde se encuentran los instintos, las pasiones, las leyes físicas. Esto es lo afirma Marta Doltra, Catedrática de Filosofía en la Secundaria. La empatía, para Kant, pues, no será fuente de moralidad. No es porque nos da pena un mendigo que le hemos de dar limosna, sino, porque es nuestro deber. “Deber por el deber”.

¿La justicia tiene que ver con las decisiones que toman los demás? ¿La justicia tiene que ver con la propia consciencia? Ese será el segundo problema kantiano que nos señalará Doltra. Kant no es muy optimista respecto a la bondad intrínseca del ser humano y, por otro lado, es posible que una persona bondadosa no pueda ejercer bondad porque no se lo permitan o no sepa cómo aplicarla. Pues bien, la buena voluntad es buena en sí misma. No es necesario que obtenga lo que pretende; sólo porque quiere, es buena en sí.

Totalmente contrario es el planteamiento de Fichte en Ensayo de una crítica de toda revelación. Para él, los sentimientos hacen nacer los valores morales dentro de la convivencia social. Van unidos y no se pueden aislar, de tal modo que nuestra acción moral, puede cambiar el mundo. Ese es el “a priori” de nuestro obrar, ya que la persona se define actuando en el mundo, a través del conatus , el impulso.

Si para Kant el Imperativo Categórico, el “deber por el deber” ha de ser un imperativo autónomo, intrínseco al ser humano, por el contrario para Fichte, el deber ha de ser heterónomo, es decir, ha de provenir del exterior. Si una persona se rige por su sensibilidad inferior, se le habrá de imponer la ley por la fuerza.

Marta Doltra, nos propone hacer un análisis del pensamiento kantiano y fichteano, en la obra de John Rawls. Rawls propone una sociedad surgida del pacto social, tras la lectura de Kant, dónde el interés egoísta esté por debajo del interés de todos. Pero, ¿cómo se podrá saber a ciencia cierta que eso será así? La respuesta es sorprendente. Los contratantes han de estar bajo el “velo de la ignorancia”, cómo si desconocieran su talento, su fortuna o su capacidad natural. De tal manera que, las desigualdades sociales, según él necesarias para dinamizar la sociedad, estén ordenadas de forma que el beneficio sea universal y, en dónde los cargos y posiciones sociales, estén abiertas a todo el mundo. Así pues, da la sensación de que Rawls, según Doltra y otros intérpretes, prioriza la libertad, frente a la igualdad.

Amartya Sen, discípulo de Rawls, afirma que hay tres ideas rectoras para la justicia, difíciles de conciliar entre sí:
-          el utilitarismo, dar a quién sabe utilizar los medios a su alcance.
-          el igualitarismo, dar oportunidad a quién no tiene dinero, ni propiedades.
-          el libertarismo, dar el producto del trabajo a quién lo haya realizado.

De tal forma y manera que, en caso de malnutrición, enfermedades y catástrofes, se habría de priorizar la igualdad, antes que la libertad. Se hace complicado pues, una jerarquía para los primeros principios de justicia.

Inspirándose en Adam Smith, Sen dice que ver la vida como un negocio, un equilibrio constante entre un cálculo de beneficios y pérdidas, es inhumano. Lo mismo para lo que se refiere a cumplir con el deber (kantiano) y la justicia; o la justicia y la igualdad. Doltra pone el ejemplo del militar que ha de cumplir con el deber de defender una guerra justa,  o el rey que no quiere que muera gente para que triunfe dicha justicia. Se puede ser equitativo y muy injusto. La justicia ha de estar ligada a la realidad y por eso mismo, no todo el mundo ha de tener los mismos derechos.

Más que el modelo contractualista que Rawls defiende basándose en Kant, y éste en Rousseau, Sen prefiere “el espectador imparcial” propuesto por Adam Smith. Al contrario de lo enunciado más arriba, este espectador no estará bajo el velo de la ignorancia, sino que se hará necesario que esté bien informado, aún cuando no ha de saberlo todo, para, de ese modo, crear leyes desde dentro de la propia sociedad, y no desde fuera, a través de un contrato.

En conclusión, Doltra termina diciéndonos que, entre el propio interés y el de todos, se hace necesario un ajuste en cada situación. Una tarea pues, que nunca termina.







BIBLIOGRAFIA:


DOLTRA, Marta: “Racionalisme i sentiment”,en VVAA & LLORCA, Albert (coord.), La filosofia com a forma de vida, Barcelona: La Busca, pp. 139-158

FICHTE, J. G.: Ensayo de una crítica de toda revelación. Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, edición de Vicente Serrano. (Citado por Marta Doltra)

KANT, I.: La religión dentro de los límites de la mera razón, Madrid, Alianza, 2001. (Citado por Marta Doltra)

RAWLS, John: Una teoria de la justícia. Papers amb accent, Girona, 2010 (Citado por Marta Doltra)

SEN, Amantya : La idea de la justicia, Taurus, Madrid, 2010. (Citado por Marta Doltra)




dimarts, 3 de setembre del 2013

RIUS GATELL, Rosa: “De l’ alegría i el dolor a María Zambrano” Sinopsis de Sílvia Gil Cordero

LA FILOSOFIA COM A FORMA DE VIDA

RIUS GATELL, Rosa: “De l’ alegria i el dolor a María Zambrano”


Sinopsis de Sílvia Gil Cordero




La profesora de Filosofía de la Universidad de Barcelona, Rosa Rius Gatell, vinculada al proyecto de investigación, “Filósofas del siglo XX: aportaciones al pensamiento filosófico y político” corrigiendo y  ampliando el texto publicado en italiano “Dell’ alegria e del dolore in Maria Zambrano” La  passività. Un tema filosofico-politico in Maria Zambrano d’ Annarosa Buttarelli, nos indica que la pasividad receptora, aquello que le conferirá sabiduría a cualquier pensador, estará vinculada a la actividad transformadora, la metamorfosis que, otorgan al alma, la alegría y el dolor, los dos sentimientos principales. Así pues, no todo recae en la acción.

Es cierto, también que no hemos nacido para sufrir, pero el dolor forma parte de la condición humana; llega siempre. No hay que perseguirlo, pero es necesario admitirlo y no rehuirlo. Si se soporta, aparece una piel más fina, un renacimiento. Cuando en 1964, Zambrano escribe “Alegría y dolor”, ella y su hermana fueron denunciadas por la cantidad de gatos que acogían en su piso y, literalmente expulsadas de Roma. Sus escritos creados, para producir un efecto,  en las noches de insomnio, están llenos de saltos abruptos, reiteraciones y, faltas de ortografía.

Hay que probar de transformar cualquier pérdida en una ganancia, lo que requerirá tiempo y un proceso de duelo, pero vendrá seguido de una lenta resurrección. Es una manera nietzscheana, según Rosa Rius, de entender la enfermedad como algo que puede ser saludable, un regalo, siempre presente en la filósofa andaluza. Esto es lo que dirá Nietzsche en su obra Ecce homo, que la enfermedad le permitió, estar quieto, pensar, esperar  y leer mucho, tanto que ya no le hizo falta leer más, durante un tiempo. Y es que María Zambrano tuvo que sufrir ella misma, en 1929, una enfermedad, la tuberculosis, en un cuarto blanco, desnudo y sin un libro, mirando hacia arriba o hacia la ventana. Así, durante un año.

He de confesar que, para mí misma, esa situación así, durante un año debió ser muy dolorosa, horrorosa si se me permite la expresión, máxime cuando yo misma, a causa de un ataque de asma a los catorce años, tuve que convalecer durante quince días, encerrada en una habitación de hospital con una ventana minúscula, dónde de soslayo, contemplaba el ir y venir de los coches en la autovía. Al margen de la vida, esperando vivirla, cómo dice Rosa Rius, también viví el regalo de la lectura de la biblioteca de mis padres (todavía recuerdo haber leído a Cortázar y su Autopista del sur, a los diez años, sin tener la menor idea de la envergadura del escritor) y, supongo que, la impaciencia por la acción, que siempre me acompaña.

Pero, también, la alegría (laetitia), la felicidad, el alegrarse es existir más y mejor, como dice Spinoza en la  Ética, porque potencia nuestro existir y obrar. Aprehende uno lo esencial y, en cierto sentido, se convierte en “otro”.

BIBLIOGRAFIA:

RIUS GATELL, Rosa: “De l’ alegría i el dolor en María Zambrano”,en VVAA & LLORCA, Albert (coord.), La filosofia com a forma de vida, Barcelona: La Busca, pp. 139-158


LINKS DE INTERÉS:

http://www.recensionifilosofiche.it/crono/2007-06/buttarelli.htm

http://www.fundacionmariazambrano.org/noticias.aspx?n=0

http://www4.ub.edu/filosofiagenere/index.php?id=93